jueves, 28 de abril de 2011

Guarida Living


Por: Felipe Pineda

¿Cada cuanto te dedicas a ver llover desde tu guarida cómoda llamada living? Cada cuanto aterrizas en memorias distantes a la tuya y te quedas con las espinas que esa leve caída te ha dejado pensando tal vez que esta será la última oportunidad para borrar de tu mente la palabra amor. ¿Cada cuanto mutas de piel pensando en los restos que has conservado de otra piel?

Suicida, loca: desafiante te has dado cuenta por cuenta propia como tu vida se ha convertido una carrera incesante de errores, de vértigo, de adrenalina desde que decidiste apostar en el turf de Belmont Park aquel domingo a escondidas de tu razón ¡un millón al quinto caballo!

Predestinada: inexorablemente todo apunta a conducirte en dirección a ese mismo punto final milimétricamente no planeado por tus familiares, a ese mismo encuentro monótono, ridículo, predecible, descartable y caro que no es otra cosa que el típico entierro católico colmado de imbéciles que casi al unísono se convencerán y se harán las mismas preguntas sin mediar explicación ¿Por qué se ha muerto si era tan joven? ¿Te lo esperabas? Excusas típicas de aquel encuentro hipócrita en la funeraria de turno donde todos se acercarán a dar el pésame mientras cuentan de manera fría y calculadora los minutos, los segundos para salir corriendo con éxito del lugar. Siento mucho haberles arruinado el rato chicas pero creo que la realidad supera a la ensoñación ¿O creen ustedes que Emil Cioran se hubiese tomado en serio su leve trance ridículo llamado vida?

Friccionada –Fricción Destinada-: A veces encuentras todo tan carente de significados y sientes un deseo profundo de refugiarte más de la cuenta. A esta altura tal vez sientas no estar delirando, simplemente abrigarás la calma déspota de quien ve llover, algo tan usual en Bogotá como la fé de tu iglesia y serás cómplice con tu mirada y tu nariz fría contra el vidrio de la caída y la distancia y todos aquellos pasatiempos que se convierten en oficios, tus propias rutas de escape no planeadas y los sueños cándidos que te han dejado las espinas de tu última implosión.

Lejana: Puede que ya no extrañes el invierno, ni los trenes, ni esos cientos de miradas que te han dejado tan vacía y arrogante como siempre lo fuiste, mucho menos esa sonrisa cálida de quien más te odia y probablemente solo te conformes con escuchar alguna canción planeada para acabar con tus pocas defensas emocionales.

Turista eterna: vaga, altiva, sollozante, buscadora placida de un lugar donde residir, pulsante, rabiosa, subversiva al haber desperdigado partes de tu alma sin poderlas juntar, expuesta has llegado al mismo punto muerto para preguntarte por enésima vez ¿Por qué no dedicarme a ver llover desde mi guarida cómoda llamada living?