sábado, 19 de diciembre de 2009

Ya dormiré cuando esté muerto



Por: Felipe Pineda


Junio 10 de 1982, Un hombre aparece muerto en su apartamento, la policía no parece tener indicios de un homicidio. La prensa especula y mira de manera retrospectiva para llegar a vagas especulaciones sobre su pasado amoroso. En el lugar de los hechos se encuentran pastillas por doquier. El suicidio al igual que en sus realizaciones en vida ha sido la consecuencia de cientos de causas. Sus beneficiarios, aquellos que se han lucrado de su talento no parecen conmoverse ante su rabioso final, más bien parecen estar molestos por los millones de Marcos que han de perder debido a que la víctima no podrá cumplir con sus obligaciones contractuales.


El verdadero camino hacia este abrupto final ha sido planeado y seguido al pie de la letra en una maratónica e inagotable carrera suntuosa de 13 años. Su ejecutor RAINER WERNER FASSBINDER, aquel hombre que se arriesgo a hacer cine desde otra tribuna: La tribuna de los olvidados, los desposeídos, los marginados, los explotados sexual y socialmente. El hombre record, el antirecord, el director del antiteatro de Múnich que termino siendo el mentor del llamado Nuevo Cine Alemán que dejo como fruto una obra prolija de 45 filmes entre 1969 y 1982.


El final de una de sus emblemáticas películas La ley del más fuerte (1974) que revisitaba el tema de las relaciones entre explotación económica-cultural y explotación de los sentimientos en una pareja no era una premonición, era la antesala de su propio guion vital, realizado de manera premeditada. Al final el protagonista – Oliver Biberkoff, interpretado por el mismo- loco, explotado y fracasado termina suicidándose con píldoras.


Harry Baer, su eterno colaborador –actor, ayudante de dirección, director de producción- y quizás quien mejor haya conocido a Fassbinder decide hacerle un homenaje a su mentor en YA DORMIRE CUANDO ESTE MUERTO, un libro autobiográfico del director Germano que explica con ese título sugestivo el porqué de sus jornadas de trabajo de hasta 24 horas, anécdotas, experiencias, sus conflictos, la manera en que es perseguido por la Derecha e Izquierda radical debido al antisemitismo provocador de Fassbinder que se debe mas a una cuestión de táctica y de gusto por las actitudes extremas que a un resentimiento contra la Unión Soviética y los judíos como tal pero que abren las heridas de algo que todavía sigue latente en la sociedad alemana: El racismo y el fascismo que destilan sus ciudadanos y que parece no desaparecer a pesar del tiempo.


Lo más importante a mi parecer y que se convierte en una de las improntas principales de este libro son los detalles de los rodajes de películas como El matrimonio de Maria Braun, Querelle, Love is colder than death, Desesperado, la serie Berlín Alexanderplatz, y esa prostituta querida entre muchas otras.


El libro nos muestra a Fassbinder el ser humano, el hincha de futbol, el hombre obsesionado por lograr la perfección, el contestatario, el hombre vanidoso y al final de todo el único capaz de lograr que el desenlace de sus películas –Hombres llevados al ostracismo por la vanidad, ignorancia y totalitarismo expresado en la brutalidad de sus victimarios y que finalmente encuentran en el suicidio el único estado donde parecen sentirse cómodos- coincida con el suyo. Toda una pieza maestra.


NOTA: RAINER WERNER FASSBINDER murió el mismo día y año en que nació este humilde colaborador

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