Por: Felipe Pineda
Entusiasmo y razón, auto ejecución y control total sobre los mensajes emitidos, cyber ciudadanos reflexivos ¿Acaso es demasiado pretensioso decir que a futuro la política tradicional ha sido expuesta y obligada a replantearse? Posiblemente. Pensar en la vieja política es equivalente a transportarse entre el asco y el asombro, entre relaciones servilistas mediadas por la palabra “doctor” y clientelismo chabacan dividido por una explícita barrera entre dominantes y dominados.
Pensar en nuevas alternativas políticas nos conduce inexorablemente al pensamiento en red y la interacción deliberativa es decir al fenómeno de la Web 2.0, termino acuñado por el Irlandés Tim O'Reilly en 2004 que no es más que la interacción que se logra a partir de diferentes aplicaciones web, que facilitan el compartir información, la interoperabilidad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en la World Wide Web.
Pero ¿Qué hace diferente al proceso de interacción 2.0? Los usuarios de la Web 2.0 son participes a su vez de la construcción de la Democracia 2.0 al establecer mecanismos participativos, temas de interés, objetivos y tiempos construidos colectivamente que directa o indirectamente nos conducen a la construcción de movimientos voluntarios o involuntarios en red. Lo anterior implica un reto para las estructuras de poder político tradicional por cuanto la alfabetización política digital genera procesos de empoderamiento que persuaden a quien interactúa vía web en términos de invertir la ecuación de acercamiento, es decir, los líderes políticos, son los que deben acercarse a los ciudadanos.
Los antecedentes de redes sociales que imaginaban una comunicación en tiempo real alternativa se remontan a finales de los años ochenta. No solo en Estados Unidos mediante el circuito BBS (Bulletin Board System) y la fundación de Fidonet (una red que en sus comienzos tenía una fuerte connotación libertaria) sino también en Alemania, con el nacimiento del Chaos Computer Club y en Holanda con el grupo Hacktic. Por no hablar de Italia, donde desde hacia tiempo funcionaban dos realidades distintas, el grupo de Decoder y Cybernet, por una parte y ECN, por otra.
Este fenómeno de la democracia en red y Web 2.0 ha sido definido por libre pensadores como Tony Negri en términos de “construcción de objetivos producto del dialogo, de la participación y eso quiere decir que los sujetos del movimientos en red se deben convertir en multitudinarios rescatando las singularidades de cada uno de los que componen al agrupamiento lo que nos lleva a afirmar que la subjetividad misma es un conjunto de singularidades y no una identidad, que desaparece el alma y aparecen las redes y las relaciones”.
La efectividad del planteamiento anterior ha traído como consecuencia la dinamización y flexibilización de la comunicación alternativa ya que sus participantes se han convertido en productores y consumidores de información, desarrolladores de nuevas herramientas para la web, creadores de blogs, Cyber fotógrafos, recombinadores y deconstructores en procesos que tienen como singularidad la inmediatez y la potenciación de comunidades virtuales en tiempo real.
Este uso inteligente de la Red ha puesto de manifiesto inmediatamente su modernidad, más de lo que habría hecho la comprensión de su planteamiento teórico, ha sido un elemento de anticipación: Nos ha enseñado a utilizar la red, nos ha impulsado a ello. Esto ha originado la democratización de los medios en la Red, logrando que cualquiera tenga las mismas posibilidades de publicar noticias que un periódico algo que ha permitido la desintermediación del ciudadano y sus dirigentes quienes ya no están expuestos a pasar obligatoriamente por el filtro de los medios impresos de comunicación algo que podría denominarse insumisión informativa y que nace desde el momento en que se descubre que la información a consumir puede ser elegida a la carta.
El reto a futuro que se plantea la democracia 2.0 (Democracia en red) será el de generar procesos transformadores racionales que articulen las acciones en red hacia la acción política presencial y que resten fuerza a las famosas “olas políticas” carentes de contenidos y construidas desde lo emocional, vacio e incesantemente propagandístico mediante el posicionamiento de Insights o ideas fundamentales carentes de traducción. El futuro estará en la cimentación del ahora.
felipepinedaruiz@gmail.com
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